9.9.10

El Árbol de Teneré



Erase una vez una solitaria acacia en al medio del Sahara. 400 kilómetros a la redonda no crecía (ni crece) nada más alto que un simple yuyito. Su única compañía eran ocasionales nómadas que al pasar le daban un abracito en agradecimiento por ser punto de referencia dentro de esa monótona y gigante nada. Obviamente ninguno de estos nómadas se atrevió jamás a tocarle una ramita u hojita, las supersticiones tal vez, o las estrictas órdenes tribales colaboraron en su conservación. Sus raíces se hunden en la tierra hasta unos 36 metros de profundidad donde encuentran los preciados 2 átomos de hidrógeno junto a ese grandote de oxígeno. Cada año los azahari se reunían alrededor del árbol antes de afrontar el cruce del Teneré. Hasta que un día de 1973 un camionero borracho de oguro se la llevo puesta dándole muerte en ese mismo instante.

¿Ficción? ¿alguna fantasía narrada por un djeli? No, nada que ver:
http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81rbol_de_T%C3%A9n%C3%A9r%C3%A9

4 comentarios:

cleopatra dijo...

La soledad no siempre es desesperante. Las embestidas contra los lobos esteparios, terminan por aniquilarlos.

Mel Blanc dijo...

Qué libio estúpido. Mirá que chocar el único árbol en semejante inmensidad. Ojalá Alá lo cuelgue de sus atributos, jaja. Abrazo.

Airdish number dijo...

cleo: ojalá no siempre fuera así. Si el árbol se la hubiese bancado y el camionero hubiera muerto hoy tendríamos la nueva religión del árbol pulenta.

Mel: Jejej, sí, ahora que lo pienso lo debe haber enviado Garmin para eliminar a la competencia. Che te comenté el post que me dijiste. Lo viste?

Mel Blanc dijo...

Estimado: sí, claro que lo ví; ahora tengo que elaborar mi contrapunto. Abrazo!