14.9.14

Continuidad de los parquets (parte 2)


Las imágenes eróticas pronto poblaron su mente. Se había quedado en una escena subida de tono en la que la protagonista gozaba de un encuentro furtivo con un extraño que la había abordado en el mercado. Las palabras describían con meticuloso detalle la coreografía de los cuerpos desnudos  y la tórrida secuencia de pensamientos, contradicciones, culpas y fetiches de las que era víctima la protagonista. La lectura se vio inoportunamente interrumpida por una entrepierna turgente que, en el vaivén de la formación en marcha, le empujaba rítmicamente el ejemplar contra los lentes de ver de cerca.
Levantó la mirada y le dijo: “¿Qué te pasa boludo?”