4.6.10

Fortunate Son

Esta semana, según mis cálculos, íbamos a ir con una ficción futurística pero:

1) No la termine de escribir.
2) Gadgetear el blog con un webstat trajo una consecuencia inesperada (la consecuencia esperada era confirmar que casi nadie lee esto):

Mi papá lee este blog. Su viaje a Denver, Colorado lo delató como un punto llamativamente distante del epicentro porteño. Por lo tanto tengo dos cosas para decir:

1) Perdón por olvidarme lo que me pediste el Lunes
2) Get the fuck off!

La verdad es que en una importante mayoría de los pocos blogs que sigo, he leído que en algún momento algún progenitor encuentra en la intermaraña nuestro rinconcito. Realmente no se como lo hacen. Evidentemente pasan mucho más tiempo hueveando con la PC de lo que nosotros pensábamos.

Poniendo en autos a los que engancharon tarde la novela: a mi viejo, que era aparentemente un tipo de pocas palabras, le dio desde hace un tiempo por escribir. Y nos manda a todos por mail lo que escribe. Incluida mi vieja, de quién se separó hace menos de un año. Por decisión unilateral de él. De todos modos esto es meramente anecdótico. Lo importante aquí es que este vendría a ser otro detalle más de los infinitos en los que nos parecemos (entre los cuales está hundirnos en una profunda depresión durante el invierno). Y yo no sé si a él la coincidencia lo pondrá orgulloso. Yo odio cada vez que encuentro otra cosa más en la que nos parecemos. Y ya que como dije, nos parecemos en muchísimas cosas, eso se refleja que en un punto me odio a mi mismo. Lo cual es una forma bien pedorra de vivir.
Y nomás para ser justos quiero declarar que también tengo muchas cosas en las que me parezco a mi vieja, y también las odio. O sea lo único que me gusta de mi, son los pocos, poquísimos destellos de pensamiento en los que no me parezco a ninguno de los dos. Son traumas de un niño que no tuvo adolescencia, que le vamos a hacer.

Ah! y si hay un pobre ñato en Denver que no me conoce pero me lee, y se ligó este post sin comerla ni beberla, van las disculpas del caso. Y todo esto habrá sido al pedo. Lo cual no nos impide despedirnos bien arriba, cantando juntos:

It ain't me, it ain't me; I ain't no fortunate son


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