4.9.07

El desafío

Si hay algo que me carcome el cerebro, eso son los desafíos. La idea de los mismos entra en mi cabeza y luego intenta escapar vanamente dando topetazos como la mosca que ve la libertad pero no la puede alcanzar.
Es por esto que salí a recorrer buscando inspirarme algo de terror para luego poder exhalarlo en papel. Descendí a buscar, piel a piel, la violencia de los barrios indigentes, y como soy un hombre de extremos, también me inmiscuí en los juegos fetiche de los nenes bien. Me confundí y absorví los sentimientos (de los) productores de la pornografía infantil. Empezé a prestar atención a las conversaciones de mis ancianas vecinas, siempre oídas pero nunca escuchadas, y me di cuenta de que una es inválida y sólo obtiene alimento a cambio de favores sexuales a la otra, por no mencionar que sus hijos saben ésto pero prefieren pensar que ya están muertas. ¡Hasta intenté con la clásica cabeza de vaca putrefacta y cubierta de hormigas rojas!
Vencido al encontrarme igual que en el punto de partida, sólo que más cansado, deduje que en realidad el terror es la mentira del que ha aprendido a domar y transmitir su voluntad. Y que cuerdo, simplemente es aquel que no se ha puesto a pensar lo suficiente.

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